Son tus dedos que en los labios se hunden
mis ansias de licor de terciopelo
ojos trémulos penetran aquellos
aquellos mis ojos no transeuntes
Son mis besos que a tu verso se suben
tus gemidos componen el soneto
de rodillas con saliva sujeto
la desnudez del poema que fluye
Pesa la piel toda seda en mi cuerpo
quiero en mi mar amado submarino
sonamos los dos música sedienta
Salta la savia cenit del concierto
y suelto la risa porque en ti vivo
sexo de hombre, dulzor de poeta
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