El sol crecía rojísimo
en mi liturgia sagrada
del baño en aguas doradas,
magnolias en auroral.
Ola con festón levísimo
de espuma me transportaba
a nuestra infancia olvidada,
silueta en el umbral.
Mar salado, vivo, húmedo;
en él me hundo en infinito
mecida en inmortal nicho.
Turbadora libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario