miércoles, 13 de junio de 2012

La Granja

Cuando me dijo que se iba de viaje, de hecho lo hacía dos o tres veces al año y nada más conocerlo se había marchado al cabo de un mes, a Argentina, por cierto, sentí que me vaciaba. Decidí estar muy ocupada, pero no tuve suerte, y pensaba que haberlo conocido había sido un error cuando me enteré de que habían reeditado el segundo libro de Henry Third sobre el Tarot y los descreídos. Ya había encontrado en qué entretenerme. Busqué en Google toda la información posible sobre este sujeto y me fijé en su foto. Era algo mayor, de ojos redondos, barba espesa pero recortada y pelo sospechosamente no canoso. Llamé por teléfono a mi editora y consiguió ponerme en contacto con la jefa de prensa de la editorial It's not possible, y ésta, a su vez, me prometió una entrevista con Henry Third.
La noche que me citó, yo estaba un poco nerviosa, quizás porque me advirtió que tenía una cena literaria y que estaría encantado de que la compartiera con su grupo de amigos. Pensé que era mejor no utilizar la grabadora, demasiado forzado para la ocasión tratándose de una reunión de literatos, la mayoría aficionados, según me informó, pero que ya llevaban tres años reuniéndose y disfrutando de su hobby en común.
Me presenté con un vestido rojo ceñido que compré la misma tarde, en cierto modo porque formaba parte de mi terapia de entretenimiento, zapatos de tacón-vértigo y un bolso pequeño de mano, que no obstante pude colgar, gracias a su cadenita bastante larga, de mi hombro izquierdo y cruzarlo entre mis dos pechos, yendo a parar, finalmente, recostado en mi cadera derecha, dando libertad a mis manos, a pesar de su nombre, y confiriéndomela a mi misma (qué tonteria!). Estuve tentada de ponerme un turbante a juego con mi atuendo y utilizar como tarjeta de presentación un carta del Tarot (el colgado, por ejemplo), pero pensé que a Henry Third no le haría gracia alguna y que ello significaría empezar con mal pie.
Cuando entré en el restaurante ya estaban todos. Diez mujeres y siete hombres, entre ellos Henry Third.
Lo que pasó esa noche, tengo que contarlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario