miércoles, 4 de enero de 2012

Recuerdos

Ahora lo veo en la distancia. Es primavera. Atrás quedan el otoño y el invierno, ese invierno en el que sólo adiviné la primavera cuando el loco se fue y en las ramas de los árboles aún desnudos, aparecieron pequeñas ramas verdes. El otoño había reemplazado al verano llegando a mi corazón mucho antes que la hojarasca se esparciera multicolor en el aire: amarillo, dorado, marrón ,rojo. El último día de mis vacaciones de verano la carta desapareció de mi vida y de mi bolsillo, y el otoño llegó con fuerza impregnando todo mi ser. Era el 31 de Agosto. Esa tarde dije no entenderlo y él no me respondió con la palabra, sólo con sus ojos, clavados en los míos y tristes. "¿Quién eres ahora, el amigo o el loco? ¿El amigo que vivió conmigo cada instante despreocupado y feliz, el que me amaba en el río revuelto de su vida esperando llegar a la orilla y decirme adiós?¿ o el loco enamorado, enloquecido y tambaleante hasta mi orilla cálida de amor, sin poder discernir la realidad de la imaginación, como cuando poeta en su esencia escribía versos hasta bien entrada la noche?" Fue incapaz de hablarme en nuestra despedida y transcurrió mi otoño melancólico, sin saber nada más del poeta.
Recuerdo esa mañana de Diciembre, rotundamente muy soleada. Él me había llamado la noche anterior, justo cuando terminó el otoño  y se esperaba un invierno frío, con hierba empapada en el campo y un mar tempestuoso en la costa. Lo recogí en mi coche, queriendo ignorar que no había sabido nada de él desde el 31 de Agosto,  y nos dirigimos a su apartamento en la playa. Durante el viaje corto, sólo nueve kilómetros nos separaban de nuestro verano,  me dijo, como mirando a su interior y buscando las palabras, "Nunca has mencionado la carta que te mandé" . Le respondí que tenía curiosidad por saber de su amigo y la mujer que conoció. "No sé si podré ser sólo yo, y no a veces el loco y a veces el amigo. Y en cuanto a la mujer que conocimos, perdón, que conocí, quisiera que siguiera acurrucándome, a veces mar tremendo a veces agua mansa y que viviera mi realidad y mi imaginación entendiéndolas, si acaso, con el corazón."
En pleno invierno, aparecieron días de verano, a los que seguían rápidamente nieves heladas y distancias de mucho más de nueve kilómetros del campo al mar. Distancias largas y días interminables sin que sonara ningún teléfono, hasta que, sin aviso, un verano, a mí se me antojaba relámpago, explotaba con toda su luz en nuestras almas y nos reconfortaba por unas horas. El invierno se hizo interminable y sólo adiviné la primavera cuando le pedí que se marchara sin buscar el camino de vuelta.
Es primavera. La naturaleza ha hecho horas extras para recuperar el tiempo perdido. Las yemas de las hojas crecen rápido, las flores visten el campo de colores, los almendros al lado de la carretera se adornan de blanco, y también los cerezos. A Abril, Mayo y Junio les crecen las tardes, y en ellas me paseo con ropa liviana, como liviana está mi alma.

3 comentarios:

  1. Alma liviana, como quienes etán libres de error y de arrepentimiento. No como yo, sobre quien pesa la condena de los actos pasados y la amenaza insoslayable del porvenir...

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  2. Cómo decir quién soy, después de todo.
    ¿Soy yo quien anda, esta noche,
    por mi cuarto, o el mendigo
    que rondaba mi jardín,
    al caer la tarde...?
    Miro
    en torno y hallo que todo
    es lo mismo y no es lo mismo…
    Mi memoria no es la misma tampoco, después del accidente. Pero intento recordar...

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